El auge de la digitalización y su impacto en el fraude
América Latina ha experimentado una acelerada inclusión digital en los últimos años. Al cierre de 2023, la tasa de penetración de internet en la región alcanzó el 80.5 por ciento, lo que la coloca como la tercera más alta del mundo, después de Europa y América del Norte. Sin embargo, este crecimiento ha sido un arma de doble filo. Si bien ha facilitado el acceso a servicios financieros y tecnologías innovadoras como plataformas de pago en tiempo real (RTP) y criptomonedas, también ha aumentado las oportunidades para los delincuentes.
Uno de los ejemplos más claros es Pix, la plataforma de pagos instantáneos desarrollada por el Banco Central de Brasil. Su éxito ha inspirado la creación de soluciones similares en otros países, como DiMo en México, un sistema de transacciones entre pares basado en números de teléfono. Sin embargo, conforme crece la adopción de estos métodos de pago, también lo hacen los intentos de fraude.
Según la Encuesta de Impacto de Estafas 2023 de FICO, el 63 por ciento de los mexicanos han recibido intentos de estafas a través de mensajes de texto, correos electrónicos o llamadas telefónicas. En Colombia, el 73 por ciento de la población ha sido contactada de manera sospechosa, y un preocupante 65 por ciento, conoce a familiares o amigos que han sido víctimas de fraude bancario. Esta situación se agrava aún más con el auge de las criptomonedas, que se están convirtiendo en un nuevo blanco para los delincuentes cibernéticos.
El papel de la regulación en la protección de los usuarios
A pesar de las crecientes amenazas, la mayoría de los países latinoamericanos carecen de una regulación robusta en ciberseguridad. Según el Índice de Ciberseguridad Global de la UIT, 17 países de la región no cuentan con una estrategia nacional en este ámbito, y 28 no ofrecen incentivos para que las empresas privadas mejoren su seguridad cibernética. La falta de regulaciones deja a millones de usuarios bancarios vulnerables ante estafadores cada vez más sofisticados.
El contraste es claro cuando se observa lo que han hecho otros países. En Reino Unido, por ejemplo, se implementó en 2023 una política de responsabilidad compartida 50/50, en la que tanto los bancos como los usuarios son responsables de las pérdidas causadas por fraudes. Este tipo de medidas incentiva a las instituciones financieras a invertir en tecnologías avanzadas de prevención de fraudes, como la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático (Machine Learning), lo que les permite identificar y detener ataques en tiempo real.
BBVA y su enfoque proactivo en la lucha contra las estafas bancarias
Un ejemplo de cómo las instituciones bancarias están respondiendo a este desafío es BBVA, una de las entidades líderes en América Latina. En respuesta al creciente número de fraudes, BBVA ha implementado una estrategia basada en IA y Big Data para detectar patrones sospechosos en tiempo real. Esto les permite analizar millones de transacciones diariamente y bloquear aquellas que presentan comportamientos anómalos. Además, han lanzado campañas educativas dirigidas a sus clientes, advirtiéndoles sobre los métodos más comunes de estafa y cómo protegerse.
BBVA también ha promovido la colaboración entre entidades financieras para compartir información sobre fraudes. En línea con los acuerdos internacionales, como el Memorando de Entendimiento Multilateral entre la FTC de Estados Unidos y los gobiernos de México, Colombia, Chile y Perú, esta iniciativa busca mejorar la coordinación regional en la lucha contra los fraudes transfronterizos.
Avances tecnológicos: Clave para un futuro más seguro
La tecnología está en el centro de la solución para combatir las estafas bancarias en América Latina. El uso de IA y Machine Learning no solo ayuda a detectar fraudes en tiempo real, sino que también permite personalizar las comunicaciones con los usuarios. Al anticipar comportamientos fraudulentos y adaptar los mensajes preventivos en función del perfil de cada cliente, las instituciones financieras pueden reducir drásticamente los intentos de estafa.
Sin embargo, la pregunta clave para los responsables de prevención de fraudes es: ¿Están preparados sus sistemas para un mundo en el que la responsabilidad de las pérdidas no recaiga únicamente en el cliente? Adoptar una postura proactiva no solo reducirá el impacto financiero del fraude, sino que también fortalecerá la confianza de los usuarios en los servicios bancarios digitales.

América Latina enfrenta un desafío complejo en su lucha contra las estafas bancarias. La creciente digitalización ha expuesto nuevas vulnerabilidades, y la falta de regulación adecuada ha dejado a millones de usuarios en riesgo. Sin embargo, la implementación de tecnologías avanzadas, como la IA, y la colaboración entre entidades financieras, son pasos cruciales para mitigar estos riesgos.
Instituciones como BBVA están liderando el camino, demostrando que un enfoque proactivo puede marcar la diferencia en la protección de los clientes. Ahora, corresponde a los gobiernos y las entidades financieras de la región avanzar hacia una regulación más estricta y adaptada a las nuevas amenazas digitales. Solo así se podrá garantizar un entorno financiero más seguro para todos los usuarios.