El marketing político ha evolucionado considerablemente en las últimas décadas, y en la era digital, las estrategias de campaña no solo dependen de anuncios y debates, sino también de figuras públicas que movilizan audiencias. En las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2024, las celebridades han adquirido un papel crucial para atraer a sectores clave como los jóvenes y las minorías. La participación de artistas como Taylor Swift, Billie Eilish y Anuel AA resalta el creciente vínculo entre cultura y política, generando un impacto directo en la movilización de votantes.
Marketing político: El papel de las celebridades en la política electoral
El proceso electoral en Estados Unidos, basado en el Colegio Electoral, requiere que los candidatos obtengan al menos 270 votos para ganar la presidencia. Este modelo competitivo ha llevado a los aspirantes a buscar apoyo masivo mediante colaboraciones estratégicas, donde las celebridades juegan un rol fundamental. Estas figuras influyen en el voto de sectores demográficos que, de otra manera, podrían mostrarse apáticos ante la política.
Un ejemplo reciente es el respaldo que Taylor Swift dio a Kamala Harris, vicepresidenta de EE.UU. y candidata a la reelección. Con un solo post en redes sociales, Swift impulsó el registro de votantes, redireccionando a más de 406,000 personas al sitio web de votación en menos de 24 horas. Según el Ash Center for Democratic Governance de la Universidad de Harvard, este tipo de acciones por parte de celebridades resulta crucial en la movilización de jóvenes y minorías, quienes representan una parte significativa del electorado.
Controversias y apoyo polarizado: Anuel AA y el voto hispano en el marketing político
No todos los apoyos generan un efecto positivo. Un caso controversial es el de los reguetoneros Anuel AA, Justin Quiles y Nicky Jam, quienes mostraron abiertamente su respaldo a Donald Trump durante un evento en Pensilvania el 30 de agosto de 2024. “Todos los puertorriqueños van a votar por Trump ahora”, afirmó Trump minutos antes de que estos artistas subieran al escenario, generando un fuerte debate en redes sociales y medios hispanohablantes.
LLYC, una firma especializada en comunicación, analizó la conversación digital en español y descubrió que el respaldo de estas figuras provocó una polarización en la opinión pública. El 43.56 por ciento, de las publicaciones relacionadas con este evento reflejaron sentimientos negativos, cuando en semanas anteriores el 80 por ciento, de los comentarios eran neutros. Esto demuestra que, aunque las celebridades tienen el poder de movilizar a las masas, sus opiniones políticas también pueden generar rechazo, especialmente dentro de comunidades hispanas que han sido tradicionalmente críticas con las políticas del expresidente Trump.
Nike y su colaboración con Colin Kaepernick
Un ejemplo similar en el mundo del marketing fue la exitosa campaña de Nike en 2018 con Colin Kaepernick, exjugador de la NFL, quien se arrodilló durante el himno nacional como protesta contra la brutalidad policial. Nike lanzó una campaña publicitaria en la que Kaepernick aparecía con la frase: «Cree en algo, incluso si eso significa sacrificarlo todo». Esta estrategia, aunque polémica, resultó exitosa para la marca, incrementando sus ventas en un 31 por ciento a pesar de las críticas.
Al igual que con las celebridades en el ámbito político, Nike entendió que las figuras públicas pueden resonar con audiencias específicas y generar lealtad, incluso a costa de alienar a otros segmentos del mercado. Las marcas que logran establecer conexiones auténticas con causas sociales y figuras influyentes a menudo obtienen recompensas en términos de visibilidad y compromiso del consumidor.
En las elecciones presidenciales de EE.UU. de 2024, las celebridades se han convertido en un activo clave para las campañas electorales, influenciando tanto en la participación de los votantes como en la opinión pública. La cultura popular y la política están más entrelazadas que nunca, y para las marcas y campañas políticas, la relevancia cultural se ha convertido en un factor determinante. Ya sea a través de apoyos que generan controversia, como el de Anuel AA a Trump, o de acciones inspiradoras, como el post de Taylor Swift, está claro que el marketing de influencia sigue redefiniendo cómo se movilizan las audiencias en la era digital.
Las marcas pueden aprender de estas estrategias al entender que alinear su imagen con figuras públicas y causas relevantes es fundamental para mantener la lealtad del consumidor. Tal como lo hizo Nike con Kaepernick, las empresas deben estar dispuestas a correr riesgos para conectarse con su audiencia de manera auténtica y significativa.