La ansiedad en los perros es mucho más común de lo que imaginamos. De hecho, un estudio de la Universidad Texas A&M encontró que casi la mitad de los caninos (49.9%) muestran signos de miedo o ansiedad general. Esto no solo afecta su comportamiento, también puede impactar en su salud física y en la manera en que conviven en casa con su familia.
En México todavía no existen estudios específicos, pero cada vez más veterinarios coinciden en algo: muchas conductas que se etiquetan como “mala educación” en realidad son señales de ansiedad que no se han atendido.
“No es mala conducta, es ansiedad”
“La ansiedad no significa que un perro se porta mal, significa que está expresando un malestar que no sabe cómo manejar. Su cuerpo y su mente permanecen en alerta, incluso sin una amenaza real”, explica la Dra. Andrea Bernal, médica veterinaria de Maka Recetas.
Algunas señales de alerta pueden ser muy evidentes: jadeo excesivo, destrucción de muebles o zapatos, ladridos constantes… pero también otras menos visibles como cambios en el apetito o problemas digestivos.
¿Qué provoca ansiedad en los perros?
Existen varias causas, y conocerlas puede ayudarnos a actuar a tiempo:
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Ansiedad por separación: cuando pasan demasiado tiempo solos.
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Cambios en el entorno: mudanzas, llegada de un bebé o una nueva mascota.
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Falta de socialización: especialmente si no se dio durante la etapa de cachorro.
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Predisposición genética: razas como Border Collie, Labrador o Pastor Alemán son más propensas.
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Desequilibrios hormonales: como exceso de cortisol o bajos niveles de serotonina.
Señales que no debes pasar por alto
Si notas alguno de estos comportamientos, puede que tu perro esté pidiendo ayuda:
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Aullidos o ladridos constantes.
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Lamido excesivo o conductas repetitivas.
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Pérdida de pelo o problemas en la piel.
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Intentos de escape o esconderse con frecuencia.
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Hacer sus necesidades en lugares inapropiados.
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Cambios bruscos en el apetito o en el sueño.
Ignorar estas señales no solo aumenta el malestar de tu perro, también puede desencadenar problemas más graves a largo plazo.
Cómo ayudar a un perro con ansiedad
El primer paso siempre debe ser consultar con un veterinario y, si es necesario, con un especialista en conducta animal. Entre las opciones de tratamiento están:
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Entrenamiento enfocado en modificación de conducta.
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Rutinas diarias de ejercicio físico y estimulación mental.
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Uso de feromonas, suplementos o terapias alternativas.
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Medicación ansiolítica, únicamente bajo supervisión veterinaria.
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Alimentación balanceada con nutrientes como omega 3, zinc y triptófano.
La prevención también juega un papel importante: socialización temprana, rutinas claras, alimentación de calidad y fomentar que el perro aprenda a estar solo de manera progresiva.
Empatía antes que todo
“La ansiedad no es un tema menor. Es un llamado de atención del perro y debe tratarse con empatía y responsabilidad. Actuar a tiempo puede hacer una gran diferencia en su salud y en la relación con su familia humana”, concluye la Dra. Bernal.